lunes, diciembre 14, 2015

Ante los ataques a Pagina12 - un ars gelminiani


CONTRATAPA › ARTE DE ULTIMAR

Avatares del Otario



 Por Juan Sasturain
Y si alguna deuda chica / sin querer se me ha olvidado /
en la cuenta del otario / que tenés, se la cargás.

Celedonio Flores, Mano a mano.

Uno

In illo tempore / había una vez / allá lejos y hace tiempo /
empezó todo:
Rivadavia - Baring Brothers / Roca chico - Royal Runciman /
Prebisch / Krieger
y siguió:
el modesto Rodrigo (no el Potro, el otro) ejecutor de la infamia
el mosaico Martínez Dios –fina oreja del mandato financiero universal–
portador de La Receta:
The Ten Liberal Commitments
grabados a fuego en The Wall Street Mount /
deletreados en Campo de Mayo por cobayos sin nombre /
por cipayos uniformes /
por estúpidos vasallos del Imperio /
por la reputísima madre que los parió.
Quiero decir
que la historia de este Otario atormentado
de estos cantos maltratados
por la infamia
tiene siglos de vergüenza y verso ajeno recitado como propio.
Pero vamos a los hechos que recuerda el lector nuevo,
el que sólo mal conoce
(medio preso / del miedo / de los medios)
las dos últimas paradas de La Historia del Otario/
su seguro servidor.

Dos

Allá tiempo y hace lejos,
tuerto el cuerpo / ciega el alma
malheridos / malparidos /
malparados en las ruinas /
arruinados / abrochados
–sagrada sangre salada / regalada en la chapuza
en el chapuzón austral
por las islas irredentas–
Allá abajo y hace tanto, digo
–nos dijeron–
tan después de tanta arenga
tras habernos secuestrado / fusilado / regalado en el mercado
nos dijeron y escuchamos
el discurso civil / civilizado
por cadena nacional y en otro tono:
Con la democracia –Alfonso El Joven dixit, demócrata,
subido al púlpito desierto
de soberbios milicos desertores–
Con la democracia –perdonando la palabra–
Con la democracia –digo que dijo con la boca (de urna) llena–
Con la democracia –me acuerdo bien–
se come / se cura / y se educa.
Un aplauso –a la izquierda, por favor– un guiño
–a la derecha, por si acaso– y un comido acá
un curado ahí
un educado más allá
Creamos en / creemos a / criemos al
Elector en Democracia
pensó Alfonso (que no era necesariamente) El Sabio:
Un Educado bien Comido y Sano que Vote Bien:
un Golem, bah,
imaginó y dijo
el chasco honesto de Chascomús:
Vamos a ver si nos sale / mientras duerman sin frazada / la casa está en orden.
Y Alfonso sopló –acaso demasiado fuerte o acaso
demasiado débil– sobre el
muñeco de barro democrático y todo
se fue
al mismísimo carajo.
Y entonces
Alfonso (repentinamente) El Rápido
se fue también
pero sólo a baraja
inaugurando la fila (india) de demócratas borrados y eso sí:
bien comido (por los piojos)
bien curado (de espanto)
desnucado sin / la menor educación.
Se fue, apagó la luz y dejó
la puerta
abierta.
Todo un programa / todo un gesto / todo un pronóstico (reservado).

Tres

Ahora lo sabemos pero entonces –se supone–
no se supo.
No supimos detectar la anomalía /
ni mirar Animal Planet /
ni revisar los gringos Grimm / sus añejas moralejas.
Ahora (al pedo) lo sabemos:
como lemmings / como lauchas encantadas /
de Hammelin o de Miami /
los demócratas
roedores argentinos solían / suelen
votar al Flautista persuasivo /
botarse sin pudor por el Abismo
tras los cantos de sirena
tras los pitos y las flautas
del mercado encantador.
Ahora lo sabemos pero entonces –se supone–
no se supo.
Fue allá tiempo y no hace tanto
los veinte años de apertura del comercio /
de los bancos /
de los cantos /
Hace tiempo y duele mucho
allá poco y cuesta tanto –digo ahora–
los noventa (los no-venta) le vendieron
(deme dos) a la gilada /
al boludaje viajao
que mira / vota / importa
(no le importa lo importado)
sin comprender.
A veinte años gardelianos
que no son nada –dicen
Lepera y sus cantores / Cavallo y su ballet–
que no son poco –dicen
esas pilas de pavadas / esos soretes a pila / esas chinas chucherías–
los paraguas / paragolpes / de dos pesos
que no sirven / que no paran
ni la lluvia / ni los vientos / la tormenta /
la conquista / renovada / del desierto /
del Estado desertor.
Dice el Turco sincerado /
(Los morlacos del Otario / los tiraba a la marchanta)
Dice el Turco sin pudores / en directo y por pantalla /
por si acaso /
por las suyas:
sacame / Bernardo / esos raros
ramales ralos / sin tren
sacame / Mariano / esas chapas
de cachuzas chimeneas / sin humo
sáquenme / ese Estado / en mal estado /
dice el Turco /
que no quiero verlo / Bernardo /
que no quiero verlo / Mariano /
Es la Hora Clave /
y la clave es que apostemos al empate:
Uno a Uno es negocio de local / dice el técnico Cavallo
–o mejor–
liquidemos el local / es negocio / dice el Turco
y sin aviso
pone el texto en Clarín / La Nación Clasificados
(Amp. Loc. t/ instal. / apto negociado / Inquil. vende / liquida ya)
Y de remate / con martillo de Taiwán / nos clavaron
/ nos garparon
en especias / carnales /
hoyo en uno /
Pegame y batime Charlie
dice el Turco / da la última vuelta / de tuerca /
de ajuste /
y muerde el polvo que levanta /
la Ferrari / la Patria /
regalada.

Aviso

Estas Tres-lecciones-Tres / de Historia Antigua y Medioigual /
que reprobamos en diciembre /
son Asignatura Pendiente / pendencia necesaria /
siempre
que rindamos / sin rendirnos
nunca.

miércoles, diciembre 09, 2015

Kavafis - Terminado

TERMINADO

En medio del temor y las sospechas,
con espíritu agitado y ojos de pavor,
nos consumimos y planeamos cómo hacer
para evitar el seguro
peligro que así terriblemente nos amenaza.
Y sin embargo estamos equivocados, ése no está en nuestro camino:
falsos eran los mensajes (o no los escuchamos, o no los entendimos
bien). Otra catástrofe, que no la imaginábamos,
repentina, violenta cae sobre nosotros
y no preparados -de dónde tiempo ya- nos arrebata.

martes, diciembre 08, 2015

Esperando a los Bárbaros

El sitioweb de Pagina 12 ha sido saqueado, hackeado...

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/13-287721-2015-12-07.html

Esperando a los rubios

 Por Juan Sasturain
Variaciones irrespetuosas y tardías
sobre un tema de Cavafis.
¿Qué hace la gente que no va a la Plaza / se queda mirando la tele / encerrada?
Es que llegan los rubios / que siempre dan / mucho mejor / en la pantalla.
¿Por qué el Congreso está trabado / y hay tantos que no quieren / hacer nada?
Esperan que los rubios / digan qué leyes /
consideran /
necesarias.

¿Por qué los precios han subido tanto / con toda la comida / remarcada?
Es que los empresarios quieren / regalar a los rubios / su profecía / confirmada.
¿Por qué la gente no va a la iglesia / sino a los bancos / a rezar / cada mañana?
Porque los rubios piden / creer en el mercado o reventar / palabra santa.
¿Pero por qué recelan todos / con cierta inquietud / en la mirada?
Porque los rubios eran / la solución /
pero no son /
serán la Nada.

Si a los bárbaros / con equívoca ilusión / el poeta les cantó y los esperaba /
estos prolijos rubios / nos harán extrañar / a la barbarie y la negrada.
Porque una cosa / viejo y sabio Cavafis / es un imperio decadente / en retirada
y otra / una tonta patria que le pone /
la alfombra roja al rubio /
y se regala.

domingo, noviembre 01, 2015

En busca del Tiempo Perdido  - Alguna alegoría




De todos modos, la niebla que desde la víspera se había alzado en el mismo París no sólo me hacía pensar sin tregua en la tierra natal de la muchacha a quien acababa de invitar, sino que, como era probable que, mucho más densa aún que en la ciudad, habría de invadir al atardecer el Bosque, sobre todo a la orilla del lago, pensaba yo que convertiría un poco para mí la isla de los Cisnes en la isla de Bretaña, cuya atmósfera marítima y brumosa había rodeado siempre a mis ojos como una vestidura la pálida silueta de la señora de Stermaria. Realmente, cuando es uno joven, a la edad en que tenía yo cuando mis paseos del lado de Méséglise, nuestro deseo, nuestra creencia confieren al vestido de una mujer una particularidad individual, una irreductible esencia. Persigue uno la realidad. Pero, en fuerza de dejarla escapar, acaba por observarse que a través de todas esas varias tentativas en que hemos encontrado la inanidad subsiste algo sólido, y es lo que se buscaba. Empieza uno a despejar, a conocer aquello que ama; trata de procurárselo, aunque sea a costa de un artificio. Entonces, a falta de la creencia desaparecida, la costumbre significa un suplir esa creencia mediante una ilusión voluntaria. De sobra sabía yo que no iba a encontrar a media hora de casa la Bretaña. Pero al pasearme de bracete con la señora de Stermaria por las tinieblas de la isla, a la orilla del agua, haría como otros que, ya que no pueden entrar en un convento, por lo menos, antes de poseer a una mujer, la visten de religiosa.

Proust

jueves, julio 30, 2015

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